Durante los últimos días, yo he sentido bastante miedo.
Hace unos meses, en mi revisión rutinaria ginecológica, me detectaron un nódulo en uno de los senos. El caso es que nada más llegar a casa se lo conté a una amiga y ella me dijo: “ahhh nooooo don’t worry… es super común, de eso tenemos todas”.
Se lo conté a mi madre y me dijo: “tranqui que yo también tengo y no pasa nada… tus tetas son como las mías (guiño-guiño)”.
Me tocó ir a la gine de vuelta con los resultados y me dijo: “nah, si el radiólogo lo hubiese visto chungo, te hubiese enviado directa a biopsia”.
Pero yo me quedé con el mal rollo. No oí nada de lo que me dijo nadie.
Solo me quedé con el “uy, aquí tienes un quiste” del radiólogo y su cara de póker.
Ni siquiera leí su informe, que decía literalmente “posiblemente benigno”.
Me agendaron revisión a los 6 meses.
Y según la fecha señalada se acercaba, yo empecé a notar pinchazos y dolores no habituales. Y la noche antes de la cita, soñé que me enchufaban el aparato de ecografía y gritaban “¡aquí está el tumor maligno!” (no exagero, es real ese sueño).
Cuando llegó la hora de la nueva eco, las palabras literales del radiólogo fueron: “no news, good news”. Todo igual, nada ha cambiado. Todo bajo control.
El informe cambió a sencillamente “benigno”.
Y yo volví a dormir. Y dejaron de dolerme los pechos.
El miedo se había apoderado de mi.
Mi cerebro se montó un peliculón y hasta lo empecé a sentir. Y yo iba ya resignada a la condena de muerte.
Por allí dicen que un cerebro estresado pierde coeficiente intelectual. Yo no entendía las razones de nadie, solo oía (y vivía) mi propia paranoia.
¿Sabes lo que hace el miedo? TE PARALIZA.
Que sí. Que ya sé que el miedo es una reacción ante el peligro y nos protege.
Pero… ¿Te protege de qué? ¿Y si lo que hay al otro lado no es lo peor que podría pasarte, sino LO MEJOR que podría pasarte?
El otro día recibimos un email de una chica que decía:
…Tengo algunas piezas ya confeccionadas, tengo el mobiliario para montar una tienda… Sin embargo, aún no me siento capaz y pienso: “¿será que vendo?”…
Su miedo era no vender nada.
Y por eso se estaba privando de abrir su tienda. Aunque ya lo tuviese todo para hacerlo.
Aunque abrir su tienda pudiese significar cumplir un sueño. Y vender. Y ganarse la vida con ello.
Pero claro… ¿Y si no vendo?
Ok. Seamos sensatas: No alquiles un local con un contrato de 10 años, y no compres material para hacer un millón de camisetas. Ten un plan B, por si el plan A sale mal (y un plan C, y D, y Z por si te hacen falta).
Pero no guardes en el cajón el plan A, porque quizás-tal-vez-quién-sabe no acabe como tú te lo habías imaginado (que ya hablaremos otro día de las expectativas).