¿HACES TRAMPAS?

Seguro que ahora mismo estás diciendo que no.
Que no con la cabeza, incluso que no en voz alta.

Yo también pensaba que no hacía trampas, pero un día me di cuenta de que sí que las hacía.

Te cuento una historia, presta atención.

Yo me considero una persona de acción, de coger al toro por los cuernos y buscar la solución. Así que cuando una clienta me pedía algo (un problema con su web, un ajuste rápido, ayuda con un servidor puñetero…), ponerme a hacer un presupuesto era lo que menos me apetecía.

Yo quería arreglar esos problemas, ponerme manos a la obra… Así que eso hacía.
Le respondía: sí, sí, tú no te preocupes que yo me encargo. Y me encargaba.

Pero resulta que llegaba la hora de enviar la factura, y había gente que no entendía que le estuviese cobrando.

Yo no me lo podía creer. Mi argumento era simple: si tú vas al taller a que te arreglen el coche, sabes que te va a costar dinero ¿verdad?

¿Por qué ahora nos echamos las manos a la cabeza? ¿Pensabas que iba a ser gratis?

Y sí, mi argumento no tenía casi fisuras… Solo una pequeñita, milimétrica: la clienta tiene que saber cuánto le va a costar eso que quiere, y así puede decidir libremente si lo puede pagar y si lo quiere pagar.

¿Dónde está la trampa? En que si no hay presupuesto de por medio, no le estás dando a la otra persona (o empresa) la oportunidad de decidir. La estás “obligando” a pagar una factura.

Y puede que utilices los argumentos que yo expuse antes. Y sí son válidos, pero ¿sabes dónde está la clave?. Un día una muy amiga mía, Beatriz, me dijo:
Jana, tía. Tú no puedes hacer eso, porque tú eres honrada y cobras lo justo… Pero imagínate que la misma táctica la usa alguien que es un poquitín estafador y, en vez de cobrar X que es lo que cobras tú, decide cobrar 100*X. La otra persona ¿tendría que pagarlo igualmente?

Y lo entendí. Y de nuevo abracé mi miedo a enviar presupuestos, y vi las prisas como una excusa. Y desde entonces lo que hago es que, en la misma conversación de “Houston tenemos un problema”, le digo: ok, arreglarlo cuesta X, ya me dices si me pongo con ello o te lo tienes que pensar.

Y magia… He dejado de tener facturas sin pagar y clientes indignados.

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