El otro día salí a pasear por donde casa.
Esta vez salí sola… Bueno… Acompañada de perri y gato, porque si los dejo en casa luego se me sublevan, pero sin mi hija que estaba en casa de los güelos (aquí en Asturias, los abuelos son güelos).
Me gusta mucho pasear en otoño. Me encantan los colores pero, sobre todo, me gusta cómo huele el otoño.
Iba paseando por donde siempre y entonces atravesé un tramo en el que olía genial. No conseguí identificar ni el árbol, ni las flores que emitían ese olor, pero estuve un ratito allí parada inspirando profundamente. Con los ojos cerrados y dejando que la luz del atardecer y el olor otoñal me invadieran.
Estuve un rato hasta que perri, incansable olfateadora, decidió que ya estaba bien y que ella se iba, con o sin mí. Así que dimos el paseo y a la vuelta busqué el sitio donde me había parado antes, para volver a respirar el otoño.
Y me di cuenta de que hay marcas que aparecen en tu vida como ese olor. De repente llegan, conectan contigo y te enamoran hasta los pies. Y luego te pasas buscando lo que te gustó de esa marca en otras, sin llegar a encontrarlo.
Y pensé: Qué fácil y a la vez qué difícil es tener una marca que enamore.
Es fácil porque solamente tienes que ser tú misma. Y es difícil porque ser una misma a veces se hace bola.
Sobre todo cuando entras en las redes sociales y ves tanto postureo.
Cuando te salta una publicidad y te dice que lo mejor para facturar muchos k’s es que hagas esto y lo otro (y esto y lo otro no suena mal, pero no acaba de encajar en tu modelo de negocio).
Cuando alguien que no conoce tu marca se atreve a opinar sobre ella y a darte lecciones de lo que deberías hacer.
A veces ser una misma es jodidamente complicado y, entre todos los consejos, sientes que tu esencia se va diluyendo.
A veces, para tener una marca que mola, parece que te tienes que poner en contra del mundo y justificar cada paso que das. Porque parece que si no haces lo que te dicen eres idiota o no estás suficientemente comprometida con tu negocio.
A veces tener un negocio rentable va de encontrar lo que te gusta a ti y a tus clientxs, y no al resto.
A veces necesitas darte permiso para ser tú misma.