Llegadas a este punto, te voy a pedir que hagas un ejercicio de sinceridad.
No solo quiero que leas este email. Quiero que reflexiones y te cuestiones algunas cosas.
El siguiente punto (sobre por qué no vendes lo que te gustaría) es porque no has hecho las paces con el dinero y piensas que vender es algo malo.
Nos escondemos detrás de excusas como:
- A mí no me gusta vender.
- La gente que vende es agresiva.
- Vender es inmoral.
- El dinero corrompe a la gente.
- No me hace falta vender porque mi producto se vende solo.
- Si me va bien en mi negocio, otra parte de mi vida irá mal.
- No necesito vender más porque con esto me llega.
- … Añade aquí eso que te repites y que te está limitando.
Bien. Estas afirmaciones son reales, las he oído de boca de clientas. Mujeres con negocios, como tú y como yo, con miedo a vender.
La cuestión es que estas afirmaciones no son ciertas.
Puede que estés pensando: No, no, Jana… De verdad que a mí no me gusta vender.
Vale. Pero si tienes un producto o un servicio que mejora la vida de quienes lo compran, ¿no es tu deber moral llegar al máximo número de personas?.
La respuesta es sí. Y para poder llegar a todas esas personas es necesario que tú estés bien, que tengas buena salud económica, y que tu negocio sea próspero.
Dato curioso: Henry Ford llevó a la ruina a la compañía Detroit Automobile Company porque no vendía los coches, simplemente los utilizaba para crear prototipos y hacer carreras sin intención de ganar dinero con ellos.
Si haces las paces con las ventas y con el dinero (y le quitas todas esas cargas emocionales negativas), lo que tienes es un negocio próspero que te permite vender lo que quieres para tener la vida que quieres. Y de paso, hacer la vida más fácil a tus clientxs. No hay más.